Rejuvenecer o envejecer en política. Crónica de un debate histórico. 13 de junio 2016

 

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¡Santa María! ¡Lo mucho que ha envejecido Pablo Iglesias en cuatro días! Este muchacho parecía tener una adolescencia retrasada, de esa que con 24 años andas de fumeta y de movida por la facultad, divirtiéndote y pasándolo de puta madre. Pero el tío se ha quedado anticuado en menos de un año, desde que ha tocado poder, desde que se ha asociado con Izquierda Unida y dice que es socialdemócrata para disimular que es comunista. Eso envejece a cualquiera, claro. Y es que la gerontocracia (poder para los ancianos) siempre ha sido el gran problema de la izquierda real. Que se lo digan a los soviéticos. Pero es un mal que afecta a todos los partidos políticos. Están todo el día diciendo que son el cambio y el progreso, pero en realidad lo único que cambian son ellos que envejecen. A saber.

La política tiene sus edades, y la imagen de las formaciones políticas también. Así, por ejemplo, y siguiendo con PODEMOS, estos muchachos eran unos adolescentes rebeldes hace cuatro días, pero desde que llevan gobernando en Madrid y Barcelona como que han madurado; siguen siendo jóvenes salvapatrias, pero ya no montan sus tiendas de campaña en la calle. Ahora ya son gente de bien que te cuenta lo guay que son sus ideas y disimula la edad que tiene. No le dan al canuto, y te piden el voto porque ahora los del Congreso SÍ nos representan. Todavía vociferan eso del «sí se puede», pero en cuatro días se buscan un himno solemne para sus mítines, con letra y todo, en plan el de Riego y a llorar recordando lo bien que estuvimos en el 15M.

Esta gente que hace cuatro días nos parecían unos alocados descerebrados, ahora muestran una cara más madura y circunspecta. En poco rondarán los treinta y pico años, yo creo que será en esta legislatura, tanto gobiernen como si no, y cuando pasen cuatro años o seis, serán cuarentones venidos a menos. Están condenados por el tiempo, y, ¡sorpresa!: en ellos pasan más deprisa los lustros que en otros partidos. El chico, que se me ha hecho mayor de repente. Y van a la tele a debatir con sus enemigos de antes (la casta), que ahora son casi coleguitas (Sánchez), y dentro de poco se irán de cañas por Valladolid con la Soraya del Pepé, que para ellos tienen mucho morbo las tías del PP; y es que van en plan macho alfa, para probar que son atractivos con las incautas hijas del señor Rajoy.

Los votantes también cumplen años, por eso ahora los votantes podemitas son peña joven. Según vayan madurando en la vida, lo harán sus líderes de PODEMOS. Así que hay Pablito para rato, pero no hay que alarmarse: el tío evolucionará y yo ya predigo que será una mezcla entre Zapatero, Mussolini y Felipe González. Pablemos se negará a ponerse corbata, salvo en los Goya, y sus partidarios le seguirán votando aclamándole como un gran tipo que no renuncia a sus principios, aunque por entonces tenga amigos multimillonarios, como Roures, por ejemplo, que se está forrando y lo que le queda; y declare un par de guerras contra algún terrorista tocahuevos del futuro, que seguro que lo habrá.

Convergencia también ha caducado. Pujol era el padre del invento, y el hijo, Artur Mas, ha quedado tocado. Es como un hijo mayor bobolicón que no se va de casa ni a tiros. Se tienen que reinventar, y echar al muchacho de casa. Para eso tendrán que sacar un discurso nuevo, unos líderes nuevos y unas ideas nuevas. Tan nuevo todo que ni se parecerá.

Los que tienen problemas de edad son los del PSOE. Sobre todo porque no aceptan que son mayores, que han envejecido, y el tiempo los hace menos guays y progresistas. Son como esas señoras que no quieren tener arrugas y hacen el ridículo yendo a que se las planchen por aquí y por allá. En plan Preysler, que se hizo unos arreglitos y parece estirada, como una esfinge. Sara Montiel es su modelo, parecía joven pero tenía entre doscientos y trescientos años. Así está el PSOE, estirado y con la cara llena de botox. Cien años de honradez, presumen, pero es como el mantra de un abuelo en la residencia, ¿a qué no sabes cuantos años tengo? Pues eso, cien. Y es que no hay nada peor que alguien que no acepta la edad que tiene.

En realidad no están tan mayores. Zapatero rejuveneció el partido con locuras de juventud, pero la cagó (para sus votantes) cuando se rindió a Obama y a Merkel. En un día descubrieron sus partidarios que Blancanieves era en realidad la bruja arrugada ochentona de su madrastra. Y eso es muy fuerte. Por eso la mandaron al asilo con Felipe y buscaron algo nuevo, un tal Snchz, que es como Zapatero pero con restos de viruela. Nadie cree a Sánchez, este buen hombre, porque la gente está escamada con esos cambios de edad repentinos.

El gran complejo del PSOE surge cuando se arriman a PODEMOS. Parecen los hermanos mayores pijos y conservadores que presumen de luchar contra no sé qué franco (todo inventado porque fue el PCE), y quedan como el culo. Somos progresss. No cuela, le dice el tío de enfrente con chupa de marca y un tatuaje por el cuello. El enemigo es Rajoy. No hombre, no, el enemigo eres tú mismo, que has envejecido y no te has enterado.

IU siempre ha sido la formación más centenaria. Eran abuelos que contaban batallitas para cambiar el mundo que ellos no pudieron cambiar porque la cagaron. Por eso la coalición PODEMOS e IZQUIERDA UNIDA tiene algo entrañable. Es como juntar al abuelo con el nieto rebelde y sacarlos a tomar una cerveza. Es que tengo mal es estómago dice Cayo Lara. ¡Qué mayor estás abuelo! Han puesto un corazoncito para que nos lo creamos. Entrañable, digo. Y es que la imagen es lo primero, decía Goebbels antes de hacerse famoso por cabroncete.

Nos queda el PP, un partido que supo rejuvenecer en su momento quitándose de en medio a Fraga, y poniendo a Aznar al frente. Pero el tiempo pasa. El bigote se le ha quedado blanco, y Rajoy, parece el benjamín de una pandilla que ya tiene una edad y bastantes golferías a sus espaldas. Lo que hacen bien es no disimular la edad, y en el debate de ayer por la tarde lo dijeron con mucha tranquilidad. Gobernar no es fácil y esto no es un juego. Y los otros, que ya están en ayuntamientos disfrutando de ser poderosos, pues se quedan como que sí que es un juego, y es que es de puta madre jugar a mandar.

Nos queda Ciudadanos, que de momento se conserva bastante bien. Aparentan unos cuarenta años, edad de sensatez y prudencia, pero llevan diez años en Cataluña con la misma edad, y eso es sospechoso. No han tocado poder, y eso es como si tuviéramos al chico en casa, con una formación buenísima, gran capacidad y estudios, pero sin empleo. De la tele al frigo, y leyendo en inglés. O tocan poder en un par de legislaturas o envejecerán tanto que habrá que enterrarlos en vida. Es el síndrome del CDS, caen bien pero nadie les vota porque no parecen ser una alternativa. Es lo que ha pasado con UPD, que han muerto de ancianidad simplemente por no quererse renovar con los de Ciudadanos. Una oportunidad perdida para que Rosa rejuveneciera, sin duda.

En mi opinión habría que dar una oportunidad a estos muchachos de Ciudadanos. A la juventud sensata siempre hay que dejarles pasar, para que nos ayuden con sus ideas y su dinamismo. Antes de que envejezcan, claro. Lo de Podemos es otra cosa, son los getas de la facultad, los que mientras tú estudiabas ellos copiaban en los exámenes, y claro. No son de fiar, aunque vengan ahora con camisa blanca.

2 comentarios en “Rejuvenecer o envejecer en política. Crónica de un debate histórico. 13 de junio 2016

  1. José Cervera

    Curioso esto de la edad y el paso del tiempo. A mí los discursos de esta peña me ha sacado más de una cana seguro. Lo que espero ahora es que, después de las elecciones, no se me caiga el pelo. Un abrazo, Antonio.

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