Como suele suceder, el acto público que tuvimos ayer por la tarde en la librería Maxtor, con presentación del libro, fue un éxito y un disfrute. Me presentó Javier Burrieza, que es una autoridad en Valladolid, historiador y amigo, se prestó para acompañarme y estuvo fantástico. El público me aplaudió y me rió las gracias, que es lo máximo a lo que puede aspirar un escritor como yo, un Premio Miguel Delibes de Narrativa 2015 con proyección internacional, pero que vende entre sus amigos y en casa. C´est la vie, que dicen los españoles del otro lado de los pirineos. Eso sí, cualquier día me lanzo y me dan el Nobel.
Conté que lo hacía todo, lo cual es una verdad de cajón grande. Me he convertido en el escritor de la novela, en el medioeditor, en el distribuidor y casi en el vendedor. Y añadimos… incluso si alguna señora con camisón y babuchas, lectora de lamparita de dormitorio, tuviera alguna duda, salgo de debajo de la cama y le echo una mano subrayando y explicando los párrafos que le apetezca. Evidentemente esto lo hago porque las novelas que he publicado son de novela histórica, porque si fuera autor de novela erótica, me tendría que currar unas abdominales antes de aparecer por la alcoba. Que no me tomen la palabra, por favor.
Maxtor y Luis Lobato prepararon las cosas estupendamente bien, y salvo que falló la cobertura mediática, o sea no aparecieron ni los de la prensa escrita, ni la radio, ni la televisión, no fue porque no se les avisara, sino porque los Medios tienen siempre cosas más mediáticas que contar. Si hubiera presentado el libro Belén Esteban no habría sido necesario avisar a nadie, lo mismo que si viene el rey Felipe VI, Angela Merkel o la señora de Obama diciendo que es una novela «guay del paraguay». Para otra vez les llamo, y nos llenan el local.
Hablamos del libro, de la historia, de Valladolid, del siglo XI en España y de los reyes fratricidas. Contamos las rivalidades históricas, y me atreví con una información que no suelo dar sobre mi actividad de escritor, y que creo que despierta más interés de lo que parece. Y es cómo trabaja un escritor.
En esto no soy demasiado original. Escribo en el ordenador todos los días un par de horas, rehacemos el texto hasta 7 y 8 veces hasta que queda mejor, que nunca perfecto. Empleo mucho tiempo en pensar, en anotar ideas, y en desesperarme y disfrutar a la vez. Soy autodidacta, como casi todos los escritores que en el mundo han sido, conozco las técnicas narrativas de creación y de estilo, y me entrego con rigor y obsesión con una novela, que hasta que no sale como quiero no me quedo tranquilo. Luego abandonan el hogar y los publico, los doy a conocer. De alguna forma dejan de ser míos, y permito, con gran miedo e inseguridad, que lleguen las críticas sobre la obra. Por suerte, las críticas y los lectores son benévolos conmigo. Sé que no puedo gustar a todo el mundo, pero me da cierta paz, pensar que he llegado a alguien con la novela.
No les aburro más, les dejo con más fotos del acto. Los libros del fondo son de la librería Maxtor, en casa tengo unos pocos menos. Ya les he dicho que es una librería espectacular.
Luego nos tomamos un vinito con un pincho.
Por supuesto, de la fiesta final no tenemos fotos, por razones obvias.
Las fotos me las ha enviado varias de las personas que estuvieron en el acto.
Gracias a todos ellos por asistir.
Enhorabuena por el éxito de la presentación y adelante. Un saludo.
La verdad es que estuvo muy bien, un acto sencillo y muy agradable. Poco a poco. Gracias por tu apoyo