El otro día que fue la marcha contra el cáncer, la peña en Valladolid salió para hacer ejercicio y solidarizarse – más lo segundo que lo primero, aunque de todo hubo – caminando, corriendo y haciendo running, footing, o lo que les saliera del hipotálamo. Hicieron lo propio que hay hacer en estos casos, pasearse con la familia y soltar las perras para echar una mano a los de la AECC. Todo por la causa, y todo por la investigación y por ayudar. Estupendo.
Pero hete aquí, que cuando terminaron, como la gente se siente eufórica y feliz, los pucelanos insensatos, erráticos e incoherentes, hicieron caso omiso a su buen índice vegetativo, y acudieron en tropel a degustar a los bares cercanos, o sea todos, porque asistieron ciento y la madre (en términos numéricos 28000 participantes), a la noble tarea de golfear una cañita con su consabido y riquísimo bocata de chorizo, jamón, salchichón, panceta y torrezno, incluso hueva con mortadela… o tortilla con todo lo anterior dentro. Y el tío de la OMS no tardó ni una semana en contarnos que eso es fatal para nuestro colon, que nos vamos a morir, y que tanto da el ibérico como la salchicha, las carnes procesadas y rojas que las verdes o amarillas si las hubiera, son más malas que el tabaco, que ya es decir.
Esto está trayendo cola, y bastante, porque en España nos desayunamos poco y nos almorzamos a lo grande, y entre nuestras preferencias está, además de la tortilla patria, el bocata jamón o chorizo labrado con cuchillo de casa y envuelto en papel de alumnio, que luego se sedimenta con media barrita calentita recién hecha, y «pa» dentro. Le acompañamos de un cafe con leche, de los de toda la vida, y somos más felices que los suecos, que no tienen ni sol, ni tapas, ni ibérico recién cortado. Los de la OMS, que seguro que son todos comedores de acelgas o por ahí, nos tienen envidia, y es normal que así sea, porque, además de abortar mucho y fumar poco, esta gente no come jamón ibérico, ni chorizo, ni nada que se le parezca. Todo el día catando salmón y pollo embrutecido por el engorde, junto con tres lechugas ecológicas sin bichos, y eso, a buen seguro, les ha entumecido el cerebro. Se han cabreado y en su obnubilación contra el pavo desalado que enturbia sus vidas, han arremetido contra todo, sin darse cuenta por el camino, que otra cosa es el ibérico, el jamón y el chuletón de Avila, y otra muy distinta el chopped, que por supuesto también tiene derecho a tener su club de fans, pero que no. Que no es lo mismo.
En España prohibir el jamón por cancerígeno es tan conflictivo como retirar los móviles del mercado por la misma cuestión. Y lo confirmo: hace años la OMS dijo que el uso del móvil era probablemente cancerígeno, equivalía a un nivel de alarma dos, o algo así. Pero nadie hizo nada, ni el gobierno los retiró, ni se impidió su venta al por mayor, menor, o regalados. Todo con tal de amasar veneno para la ciudadanía. Los negocios son los negocios, y siguieron vendiendo móviles por todo el mundo. De hecho no se ha vuelto a hablar del tema, mutis por el forro que se llama. Por eso, como el tío de la OMS no puede contra las empresas de telecomunicaciones, que nos quieren matar después de esclavizarnos con sus artilugios, la emprenden contra las humildes factorías de alimentación del primer mundo, los de cárnicas de Zaratán y la fábrica del eurojamón. Y a eso no hay derecho.
No quiero ni pensar lo que se comenta en la mitad de África para abajo, donde comer carne procesada es un lujo y un placer. En general comer es un lujo en muchos lugares, por eso, para mi, la recomendación de la OMS la han hecho para los africanos, para que se contenten un poco en sus hambrunas, y puedan escogorciarse de nosotros diciendo: sí, sí, comed, comed, que os vais a morir todos de cáncer…
El tío de la OMS es demasiado para el cuerpo, y no es una frase hecha. Hace años apoyaba abiertamente las políticas proabortistas sin ningún pudor, y hace otros pocos años, afirmó que la homosexualidad no era una enfermedad. Lo dijeron así, a las bravas y con el parecer en contra de un buen número de sanitarios y médicos del mundo. Supongo que será verdad, pero me sorprende que una opinión más política que científica la suelten así, bajo las hégiras de sus compromisos con las ideologías de género. A esta gente les da igual. Ellos hacen política y deciden lo que tiene que opinar el planeta. Ahora toca decir que el jamón es la peste, y se quedan tan frescos.
Pero no es nuevo, porque también dijeron que el pescado azul era malo antes de que fuera buenísimo. Se llevaron las manos a la cabeza cuando vieron comer huevos rellenos a los españoles por los bares, para luego sucumbir apreciando la tortilla patria. Los que dijeron que el aceite de soja era mejor que el de oliva, luego se entregaron a la causa del aceite de girasol, al de coco y al de palma sin rubor, para acabar diciendo que el de oliva era de nuevo el mejor.
La culpa de que no se hiciera nada contra el ébola cuando empezó la enfermedad la tiene la OMS, que está ahí para hacer algo, no para ponerse un poco becerra contra los derivados del cerdo. Si ya lo sabíamos, hombre. No hay más que ver la media de mortalidad en España para saber lo que es bueno y lo que es malo… y de momento comer es mejor que rebuscar amianto en la basura.
Salvo que nos alimenten con amianto, claro, objetivo de la OMS para dentro de unos años, y si no al tiempo.
Gran artículo, Antonio. Lo suscribo de la A a la z.
Gracias Maga, un saludo.