Igualdad sí; feminazis no.

Un tema recurrente en un día como hoy: día de la mujer trabajadora, 8 de marzo, o sea, San Juan de Dios, es tratar sobre el asunto de la mujer, que no es poco. Sobre todo tal y como está el panorama de gente cabreada, que en este asunto es mucha, y con ribetes violentos, más. Me atrevo sí, que suelten ese toro, o vaca, o lo que sea, que vamos a dar unos capotazos.

Ya escribí hace tiempo que no se podía justificar la violencia de cuatro pibas a tetazos contra un obispo, profanando un templo, o haciendo la capulla a diestro y siniestro, gritando a la gente, o insultando a la mitad de la población, o sea a los tíos, cuando no a las tías que no las secundan. Entonces me llovieron críticas, pero como los paraguas aguantan los temporales, pues cada uno a lo suyo.

Ahora no pretendo hacer crítica de los movimientos feminazis, esos que nos obligan a hablar en género neutro para no profanar sus sacrosantos ovarios, sino analizar el desastre que están causando en una lucha, que es dar palos de ciego, y bajo la cual han secuestrado a parte de la opinión pública. La que más grita, no es la que tiene razón, así que vamos a razonar, porque en mi opinión, la estupidez sigue haciendo un flaco favor a la causa de la igualdad y la justicia; y en el asunto del feminismo (bastante más violento que el machismo en sus pretensiones ideológicas) andamos haciendo más mal que bien a la mujer. De los intereses creados no hablo, aunque todos imaginamos la clase de mamadurria que debe suponer tanta cátedra de género, tanto agente de género, tanto observatorio de la mujer y tanto listo viviendo de tener ideas para cambiar la forma de pensar de los que no piensan como ellas, las feminazis. Digo.

Lo que me pregunto es si vale la pena seguir manteniendo una ley contra la presunción de inocencia de los varones (la mitad de la población), que es lo que hecho la Ley contra la violencia de género. Por cierto aprobada por el Pepé y el Psoe juntitos. Más que nada porque parece que sigue habiendo la misma violencia contra las mujeres. Sostiene Pereira, o sea una chica muy sensata, que en toda sociedad hay un mínimo de malos tratos y violencia que no se puede evitar. Por mucho que luchemos contra el hurto, siempre seguirá habiendo hurtos. Por mucho que queramos reducir la delincuencia, siempre habrá un número de delitos irreductible. Lógicamente, cuanto más disminuyamos el número de delitos mejor, pero es que las feminazis, para acabar con un delito, han creado una situación socialmente insostenible cargándose el derecho a la presunción de inocencia. Si eres tío, eres casi sospechoso de ser un malo, y eso es una aberración, y sobre todo un problema de libertades. O piensas como ellas o eres un asesino en potencia. Pues no, oiga. El machismo no es el problema que genera violencia, y esto lo sabe todo el mundo: los hombres no pegan a las mujeres porque pegar es de cobardes, además de débiles mentales. Esto es más viejo que la tos, aunque las feminazis se empeñen en decir que el machismo es malvadísimo. En realidad lo malvadísimo es la falta de formación ética, de cultura, de relaciones sanas, de autoestima… y la responsabilidad pasa por una buena educación, familias sanas, estabilidad en niños y jóvenes. Justo lo que muchos gilipollas macarras no han tenido en su vida, justo también con lo que muchas feminazis quieren acabar, me temo.

Además, y de esto saben mucho los penalistas y criminólogos, no se termina con la violencia en las relaciones de pareja agravando las penas ni persiguiendo las relaciones. No podemos poner puertas al campo. Así que las soluciones pasan por otra cosa. Me explico con un ejemplo, no acabamos con los hurtos poniendo cámaras por las calles, sino mejorando la situación económica de la gente. Pues eso. Hay que derogar una ley tan nefasta cuanto antes. La igualdad real de hombres y mujeres no puede esperar, y la presunción de inocencia tampoco. Porque hay muchos tíos puteados que merecen algo más de una sociedad justa, libre e igualitaria como la nuestra. Y muchas mujeres que se merecen que sus esposos, maridos, hijos o padres, no sean perseguidos por ser varones.

Segunda cuestión. Las leyes que discriminan positivamente a la mujer han sido todas perjudiciales. Porque las mujeres no necesitan ser protegidas de nada. Son fuertes en sí mismas, como cualquier persona. Unas más y otras menos, como los tíos. Montar sistemas para proteger a media humanidad contra la otra media, que se siente desamparada (victimismo uno) es una memez y genera más problemas que resuelve. Estupidiza al protegido, lo hace más débil, y le impide que siga conquistando su espacio en el mundo. Eso de que pase por delante de uno, una tía cuyo único mérito es ser tía, pues como que no; y lo mismo al revés. O potenciamos una sociedad donde se valore el mérito, la capacidad, la inteligencia y la capacidad de relacionarse y de trabajar con otros, sea del sexo que sea, o nos convertimos en unos ineptos, unos desgraciados, unos lloricas y unos lerdos.

 Tercera cuestión. Igualdad legal, y exigencia en el juzgado de manera firme y eficaz. Eso acabaría con muchos problemas. Si una empresa paga diferente salario a sus trabajadores, por el mismo trabajo (sea mujer u hombre), se le sanciona con multas de cerrar la empresa y embargarle hasta las cejas. Punto y asunto arreglado. Ahí no han entrado nunca las feminazis, por cierto. Y es donde se juegan los cuartos de la igualdad las chicas y los chicos. Dicen que de esta forma contratarían solo hombres, pero yo no me lo creo. Yo he visto empresarias contratando por menos salarios a mujeres que a hombres. ¿Hay derecho a eso? No es un problema de género, sino de justicia social. No obstante, aún suponiendo que fuera así, estaría justificado entonces que hubiera empresas donde solo hubiera mujeres.  Sanciones más graves contra la discriminación, por favor. Que de esto todavía nadie ha hecho nada. Si funciona en la Función Pública, ¿por qué no puede funcionar en la empresa privada?

Cuarta cuestión y última. Las leyes que discriminan positivamente a la mujer, lejos de protegerla, la han obligado a ser perfectas en todos los lugares. Las han machacado y exigido el doble que si no hubiera sido así. Sostiene Pereira que algunas mujeres no les apetece la vida que llevan. Ahora una mujer que quiera ser ama de casa, vive jodida y criticada, la que quiere ser madre también, y la que quiere triunfar en el trabajo lo mismo. La que quiere hacer las tres cosas anteriores a la vez, también es criticada; y la conciliación familiar acaba siendo un problema. No de las mujeres, sino un problema familiar, marido incluido. Se les exige que sean todo lo anterior a la vez, que sean grandes mujeres del año cada día y segundo; y eso, sostiene Pereira, es insoportable.

No podemos dar a una mujer dieciséis semanas de baja tras el parto y no darlas al hombre (¿llegamos a los quince días?) en condiciones de igualdad. No es algo que se deba poder elegir familiarmente. Que no. Mi propuesta es que tengan las mismas, sean hombre o mujeres, punto. Ocho obligatorias para cualquiera de los dos, y al mismo tiempo. O doce, o quince, lo que sea sostenible económicamente. Como las vacaciones, que sean obligatorias. Evitamos así que si contratan a una mujer por ser mujer, o la dejan de contratar por ser mujer. Se comparte la dificultad de tener hijos de manera total, y resolvemos el problema de manera radical. Dará igual contratar hombres que mujeres.

¿Día de la mujer trabajadora, 8 de marzo? Que quiten cuanto antes la fiesta y celebremos todos el Uno de Mayo. Porque ni todas las mujeres son trabajadoras por cuenta ajena, ni todas las personas son mujeres.

(La foto la he tomado prestada de un blog que me ha llamado la atención:

https://legnalenja.wordpress.com/2015/05/17/lo-que-el-feminismo-no-quiere-que-veas/)

 

3 comentarios en “Igualdad sí; feminazis no.

  1. Maga

    Antonio, como siempre , un aplauso por tu artículo. Me he reído mucho. Ya te puedes ir preparando para la embestida de los/las feminazis que te siguen. Por ciert haciendo o estoy haciendo un curso de la Consejería de Educación con la Caixa , que es de ideología de género (me metí engañado. El curso supuestamente era de acoso escolar y de 4 módulos, 1 es de acoso escolar y los otros 3 de ideología de género a lo bestia ). Es aberrante filosofica y antropologicamente, cargándose todo el Derecho Natural y, por supuesto, los hombres salimos como unos criminales. Lo peor de todo es que forma parte del proyecto de ingeniería social para «»»formarnos «»» a los docentes para meternos en las relaciones amorosas de nuestros alumnos y decirles a las chicas que su novio es un maníaco posesivo machista. Es una auténtica locura. Totalitarismo orwerliano del peor. Por último, una pequeña apostilla : Eso de que vivimos en un sistema de libertades es muy nominal. Gente como yo, en nuestros Centros de Trabajo, tenemos que estar muy calladitos con muchos temas , como por ejemplo, el de la ideología de género .

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  2. José Cervera

    Estoy de acuerdo con tus razonamientos, Antonio. Hace falta más fondo y menos forma en lo que se refiere a las mujeres y sus derechos. Y es curioso lo del «género». Oye uno esa palabra hasta en la sopa, y a gente corriente. Me acuerdo como si fuera ayer de un artículo que escribió Pérez Reverte con bastante cabreo cuando se acuñó la famosa expresión «violencia de género». Pocos se acuerdan ya del sexo de los ángeles en las discusiones bizantinas (aunque reproduzcan fielmente su actitud). Habrá que cambiar también esa manida frase por «el género de los ángeles». Lo malo es que el «género» en filosofía y teología escolástica es otra cosa como bien sabes. Un saludo.

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