Con la victoria por mayoría absoluta de Aznar en el año 2000, y la posterior incorporación a la moneda única, el Euro, se inicia una tercera fase histórica de nuestra constitución, que probablemente haya que dividir en dos periodos. Hasta el año 2008, fecha en la que se inicia la crisis económica, y desde entonces hasta nuestros días.
El gobierno de Aznar con mayoría absoluta (2000-2004) se destaca por manejar prudentemente los tiempos políticos. Todo pasa por las decisiones del líder popular, que parece engrandecido con la boda fastuosa de su hija. La sociedad lo percibe excesivo, pero es apoyado porque está gobernando bien. De hecho, la estabilidad y el crecimiento económico están asegurados, y quizás porque la izquierda no está encontrando su camino para recuperar el gobierno perdido en las urnas, se inicia una etapa histórica, en mi opinión, marcada por una mayor presión en la calle. La izquierda sale a la calle ante sus carencias parlamentarias con la intención de desgastar al gobierno de Aznar, que seguía siendo un tipo antipático.
Curiosamente, las grandes manifestaciones de la izquierda contra Aznar contaron con un fuerte apoyo mediático, cuyo dominio y control seguía en sus manos. Igual que la policía o la educación. La derecha está acomplejada, y Aznar no se atreve a controlar las televisiones privadas que no le son afines, que son todas, pues así lo dispuso la izquierda en su momento.
El caso es que se sale a la calle porque un petrolero revienta cerca de las costas gallegas. El «nunca mais» se dirige contra el gobierno del PP, aunque ellos no son directamente responsables. Se sale en segundo lugar por el «no a la guerra». Una guerra que se había producido seis meses antes entre Sadam Husseim contra Estados Unidos y Gran Bretaña. En realidad España no estuvo en la guerra, sino en la pacificación posterior del territorio Irakí, pero la propaganda cambia los hechos, y Aznar aparecía como aliado de los americanos y británicos. El tema quedará olvidado, y es que Aznar manejaba perfectamente la legislatura. Hasta el atentado del 11 de marzo. En los últimos años de su mandato pone en marcha la LOCE, Ley Orgánica por la Calidad de la Educación, que no llegará a implantarse. Había prometido marchase y propone como sucesor a Mariano Rajoy. No obstante, su balance es excelente: ETA está debilitada y agotada, y deja como legado una magnífica situación económica. Sin embargo su marcha coincidirá con un brutal atentado en Madrid.
El 11 de marzo del 2004, vísperas de las elecciones generales, se produce el mayor atentado de la historia reciente de España, en Atocha. La intención es claramente alterar el curso de las elecciones y lo logran. Por primera vez en la democracia, el ambiente de concordia se rompe de manera flagrante en una jornada de reflexión. La izquierda del PSOE y de IU rodea las sedes del PP pidiendo claridad en unos atentados cuya información primera es confusa y variable. De hecho nunca se llega a saber quién atenta y porqué, pues mueren en Leganés un grupo de presuntos terroristas musulmanes radicales, antes de que puedan confesar las razones de su fechoría.
En medio de un clima emocional alterado se celebran las elecciones; acuden a las urnas más votantes de los esperados, y si las encuestas hablaban de nueva mayoría de Rajoy; se produce un vuelco electoral al acudir masivamente muchos españoles que habitualmente no votaban. Vencerá el candidato del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, que se había mostrado como un hombre sonriente, cordial y buenazo; y que no se lo esperaba. El nuevo gobierno se forma de manera abrupta y con precipitación. Los ánimos se van serenando poco a poco, pero la forma de gobernar el nuevo inquilino de Moncloa no ayuda. La derecha se siente engañada ante el vuelco electoral, pero es incapaz de reaccionar con firmeza ante lo sucedido.
El clima de convivencia no mejorará en los siguiente meses, al contrario. Da la sensación de que la izquierda es revanchista y que el odio que despertó en la calle contra Aznar lo va a mantener y alimentar. Se quiere hacer un cordón sanitario para aislar al PP en Cataluña y en muchos otros lugares. El PP debe quedar aislado, a pesar de ser la fuerza política más fuerte y estable, incluso por encima del PSOE.
Zapatero gobernará mirando exclusivamente a su partido y a sus intereses ideológicos. En sus primeros seis meses deroga la ley de educación sin consenso con el PP, que la había puesto en marcha. Aprueba la Ley de igualdad absoluta del matrimonio entre homosexuales con respecto al matrimonio tradicional. Tampoco quiere consensos. Retira las tropas de Irak, y abandona los acuerdos de España en materia internacional, lo que le valdrá el desprecio de una buena parte de la comunidad internacional. En resumen: Gobierna para los suyos, y esto despierta a los votantes católicos que se sienten especialmente agredidos. El PP los acompaña un tanto acomplejado. De ahí que salgan a la calle para reclamar su opción política. Se manifiestan contra la Ley del matrimonio homosexual, contra la nueva reforma del aborto (que se agranda más), contra la eliminación de la asignatura de religión de la escuela. El gobierno presenta un perfil muy ideológico y se crea, por ejemplo, el Ministerio de Igualdad, con una ministra defensora de las ideologías de género, feminismo radical.
Sin embargo, el gobierno nefasto de Zapatero (nefasto por gobernar sin sentido de Estado) en su primera legislatura no terminará ahí. Aprueba una Ley de Memoria histórica que reabre las heridas de la guerra civil española. La reconciliación de los primeros años de Constitución son borrados, pues pretende colocar a la izquierda en el bando de los buenos, humillando al bando de los malos, que se supone que son la derecha. Estar heridas despiertan nuevos rencores y odios en los siguientes años. Su segundo gran error, quizás aún más grave consistirá en negociar un nuevo Estatuto de Autonomía para Cataluña con la consigna de que hagan lo que hagan será aprobado por el gobierno y el parlamento. Tal Estatuto de Autonomía fue declarado inconstitucional por los tribunales, despertando en la sociedad catalana más nacionalista la sensación de engaño, y de que la hora de la independencia ha llegado. Era el año 2010, y tal enfado generará una indignación mayor entre los independentistas catalanes, los cuáles irán creciendo su odio y enfrentamiento con los catalanes no independentistas. Como punto final darán un golpe de Estado en septiembre y octubre del año 2017.
La segunda legislatura de Zapatero fue abrupta y difícil. La crisis se empieza a asomar en el año 2008. Las elecciones de ese año revalidaron la mayoría de Zapatero, que niega su existencia y que no es consciente de la magnitud de la misma. Se equivocará incrementando el gasto público pensando que de esa forma potenciará el consumo y se minimizarán sus efectos. Lo que logra es endeudar al Estado arruinándolo y dejándolo a las puertas de la suspensión de pagos.
Con políticas económicas titubeantes, Zapatero dimite presionado por su propio partido y por la calle, no se volverá a presentar a las elecciones. En mayo de ese año, una serie de colectivos toma la Puerta del Sol de Madrid y se instala allí para reclamar un cambio. Es el movimiento 15 de mayo, 15M. Afirman ser apolíticos, dicen estar hartos, y se muestran en muchos casos antisistema. El parlamento no les representa, no reconocen el bipartidismo, y están indignados con la crisis. Se muestran asamblearios, y montan una serie de reuniones, foros de debate que están siendo controlados por una izquierda diferente, de procedencia universitaria (Facultad de Políticas de Madrid) y distinta tanto a IU como al PSOE al que condenan por ser «casta política».
En dos años, y con el apoyo de las nuevas concesiones televisivas (La Sexta) logran obtener diputados en las elecciones Europeas. Se constituirán en un nuevo grupo político con diferentes tendencias, desde anticapitalistas, stop desahucios, antisistemas, etc. Se asociarán en las elecciones con IU para concurrir con ellos. Serán PODEMOS, y estarán dirigidos por Pablo Iglesias, un profesor de políticas muy mediático y con vínculos ideologicos y políticos con Hugo Chávez, Presidente de Venezuela.
En el año 2011, con nuevas elecciones, obtiene la mayoría absoluta el Partido Popular de Mariano Rajoy. Sin embargo, su principal prioridad será hacer frente a la crisis económica del país, olvidando sus promesas de los años de oposición. Serán los últimos comicios del bipartidismo, pues en las siguientes elecciones, las del 2015, irrumpirán dos nuevos partidos políticos con fuerza: Podemos, de ultraizquierda, y Ciudadanos, de centro antinacionalista. Un año antes, en el 2014 se produjo la abdicación del Rey Juan Carlos I, y la proclamación de Felipe VI como nuevo rey de España. Sin duda una nueva época.