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¿ALGUIEN SABE CÓMO HACER PARA QUE LOS JÓVENES SIGAN LEYENDO CUANDO CRECEN? ¿ALGUIEN SABE CÓMO HACER PARA QUE LEAN COSAS BUENAS?

Vengo de una improvisada tertulia familiar. Hemos hablado de si los chicos de hoy leen cosas de calidad, y cómo hacer para que sigan leyendo cuando crecen. El tema no es fácil, y a pesar de que estábamos varios profesores y expertos en pedagogía y en adolescentes, no hemos hallado las claves que despierten en los alumnos y en los jóvenes el gusto por la lectura y por el saber. No hay fórmulas mágicas, y el debate, que hoy nos ha surgido a bote pronto, corroe a muchos padres, amigos y personas que te preguntan de vez en cuando por el tema. Fomentar la lectura, de acuerdo. Pero, ¿cómo hacerlo?

Desde la reflexión más sosegada a la que me invita el teclado, la bitácora y la hora del día en la que escribo, hay varios aspectos que hay que pensar y filosofar previamente. No son cuestiones baladíes, al contrario, creo que iluminan más de lo que nos creemos.

La primera cuestión es preguntarse por qué queremos que los chicos lean, por qué queremos que la gente lea. ¿Para estar informada? ¿Para aprender? ¿Para que se entretengan? ¿Por placer? ¿Quizás por todo un poco? Habitualmente todo el mundo afirma que leer es bueno, y por eso se recomienda desde muchas instancias, pero estamos prejuzgando un papel a la lectura que no tiene ya en la sociedad. Leer es bueno, pero ¿para qué es bueno? Vamos por partes.

Antes la gente leía el periódico para estar informada, pero hoy día no es necesario leer para estar enterado de las cosas. Hay muchas formas de informarse que no implican leer, o que implican leer muy poco. Desde la radio hasta los podcast. La gente puede informarse sin leer un libro en su vida. Leer es bueno porque te informas, pero no tiene la exclusiva. Y a veces, según qué leas, tampoco te enteras.

¿Leer para aprender? Sí, mucha gente lee para aprender cosas nuevas. Hay un tipo de libros que sirven y son valiosos para aprender: los ensayos, las temáticas explicativas, los libros de texto, los libros divulgativos, etc. Estos libros tienen esa función. También podemos aprender mucho con libros de otras épocas, literatura clásica, novelas históricas, etc. Leemos para ampliar nuestro mundo, y en este sentido, hay libros con los que aprendes, y mucho; pero también hay libros, y hoy pululan, que más que aprender, desaprendes. Son malos y cutres; y están escritos por gente que vive de la confusión, son pescadores de río revuelto. De todos se podrá sacar algo bueno, dice el autor del Lazarillo, pero también es fácil que uno saque una empanada mental de órdago. Recuerdo, en este sentido, las horas que dediqué hace años en clase de Religión a desmontar los mentiruscos de un libro llamado “el código da Vinci” que alguno se leyó sin filtrar. O las famosas sombras de Gray, que han sido el libro de cabecera de alguna que otra adolescente.

En este sentido, no es verdad aquello de que un libro siempre es bueno, pues hay libros y lecturas que pueden hacer daño, que confunden, y que enturbian la mente. Además, también se puede aprender viendo documentales, asistiendo a conferencias y charlas, etc.

En la escuela, los profesores y maestros mandamos leer porque es una herramienta esencial de aprendizaje. Cuanto más se lee, mejor se lee. Además se adquiere una mayor capacidad comprensiva. Lo cual es esencial para abordar textos más complejos. Leer es, en esta línea, algo propedéutico, es una herramienta de hoy para poder leer algo más complejo en el futuro. Pero el colegio se termina, y si no se sigue leyendo, la herramienta se acaba atrofiando.

La razón más importante por la que lee la gente, la mayoría de los lectores, así te lo dicen, es por entretenimiento. Pero de nuevo hay que afirmar que hay muchas otras formas de entretenerse que no pasan por la lectura. ¿Es mejor entretenerse leyendo una novela que viendo una serie de televisión? Depende, pues hay series que no entretienen, y libros que son tostón. Y al revés.

Ciertamente leer es más cansado cuando tienes envejecida la herramienta de la lectura. Pero es verdad que al leer desengrasamos la mente y vivimos más. En esta línea, hay estudios que afirman que la lectura cotidiana retrasa el Alzheimer y la demencia senil. Tener la mente activa, es bueno para la mente. Por eso es mejor entretenerse leyendo que divertirse enganchado a un juego de ordenador.

Pero puede ser un arma de doble filo. Cuando a los alumnos no les mandamos libros importantes, o clásicos, para evitar que cojan tirria a la lectura, es porque pensamos que no les entretendrá, y que pueden terminar aborreciendo el Quijote si se lo mandamos leer muy pronto. Puede ser. Entonces, muchos profesores, a veces yo también me dejo llevar, apuestas por algo que les entretenga, que les guste. Puestos a mandar leer, que lean algo entretenido. Pero eso que entretiene, muchas veces es malo, no aprenden y apenas les engrasa el cerebro. Y con el tiempo les deja de entretener.

Muchísima gente lee por esta razón, para entretenerse. Veo un rato la serie, y otro día leo dos páginas antes de dormir. También las editoriales creen que esta es la clave de las ventas de los libros. Por eso aprecian mucho que una novela “enganche”, que te envuelva y te metas en la historia. Porque ese enganche y entretenimiento produce placer, y te hará repetir y recomendar su lectura. Pero yo creo que es igual que una peli de suspense, o una serie. Enganchan y te envicias con ellas, y quizás no te aporten nada más que el entretenimiento para el que están hechos. Gustan unos géneros y se odian otros porque no entretienen. Adictos…

¿Es eso bueno? Pongo un símil. Las telenovelas también enganchan, y muchas novelas hoy en día, usan las fórmulas adecuadas y preescritas para que enganche al lector. ¿Aportan algo? A veces muy poco. La cuestión es qué hacemos cuando ese tipo de lectura deja de entretener y se busca algo más

Quizás sea entonces cuando un lector empiece a valorar a los clásicos, a los buenos autores. ¿A qué edad se produce esto? Parece que no antes de los cuarenta años, pero no me atrevo a pontificar sobre algo tan diáfano. Puede que se pase de leer cantidad de libros, porque entretienen; a leer calidad en una obra maestra, simplemente por el disfrute que en sí mismo aporta. Su belleza y su perfección literaria.

Esta razón creo que es la más profunda y sabia de todas. La literatura es belleza, y es una de las artes que utiliza la palabra.

Por eso los que leen por la belleza de la lectura y de la palabra, acaban poseyendo todo: aprenden, disfrutan y se entretienen. Y enseñar eso no es algo que podamos lograr con quince años.

Como sugerencia, escoger buena literatura, clásica y contrastada, que sea entretenida para el lector; y el entretenimiento puede venir, como no, de la temática del libro.