Alrededor de la figura de John Lennon se ha creado un mito; el mito del pacifista bohemio, del artista incomprendido, del furibundo soñador que todo el mundo desea ser, pero que todos detestamos cuando tenemos cerca. No vayan a creer todo lo que se cuenta de los Beatles, porque realmente John Lennon nunca dejó de ser una persona bastante inmadura, un adolescente rebelde que nunca pudo crecer, entre otras cosas porque se convirtió en un ídolo para mucha gente, un ídolo con pies de barro y un ídolo que terminó sufriendo su condición más autodestructiva. Si algo pudiera ahora decir de John Lennon es que fue una persona egocéntrica hasta ser insoportable. Inmaduro afectivamente, y relativamente bueno para los demás por su creatividad. Como muchos artistas, por otra parte. Hoy le hacemos un homenaje.
En la foto le pongo con las gafas que odiaba ponerse, porque siempre fue miope. Las gafas redondas ya tuvieron más éxito, pero tampoco le gustaban mucho. Es lo que tienen los iconos, que no son lo que parecen por mucho que los fotografíe Warhol.
Por si les vale, me reconozco fan de los Beatles desde que descubrí su música con diez años. Para entonces nadie hablaba de los Beatles, finales de los setenta el mundo seguía sin ellos, y la eclosión musical hacía que muchos nuevos grupos emergieran con grandes éxitos y buenísimas canciones. Lloré con doce años cuando asesinaron a Lennon, y me fui haciendo beatlemano con los años. Nunca me han cansado. Tengo su música, pero también libros, revistas y partituras sobre ellos. Seguro que desconozco mucha música de otros creadores de los años 80 y 90, sencillamente porque a mi me gustaban los Beatles, y con ellos tenía casi todo lo que puede uno disfrutar de su música. Por eso escribo con pasión sobre ellos, pero también desde una reflexión hecha con el tiempo. No me gustan los dioses usurpadores de la verdadera trascendencia, y reconocer a Lennon como tal me empalaga y me molesta, porque John simplemente fue John, un buen creador musical, y eso es mucho, muchísimo para cualquier mortal que haya poblado este absurdo planeta.
John Lennon fue, lo que se suele llamar, un buen tipo, inseguro y con carácter. No conoció a su padre, y perdió a su madre cuando era un adolescente. Vivía con su tía Mimi cuando se empezó a dedicar a la música y a la pintura, de la que no era malo. Tenía algunos problemas de dislexia, y seguramente sus fracasos escolares y la dureza de su vida hicieron que mantuviera siempre fresca la sensibilidad para lo afectivo, que volcó en su música. Siempre se sintió desnudo ante la vida, desorientado pero con la expresión adecuada ante los demás y la creatividad a flor de piel. Cuando algunos hablan de Lennon como un intelectual dan ganas de llorar, porque aunque no era enemigo de la lectura, tampoco terminó la enseñanza secundaria de su tiempo. Por supuesto, el resto de los Beatles tampoco destacaron en esa faceta. Eso no impidió que disfrutara escribiendo algunos versos. John tenía bastante sentido común para las letras de las canciones, era seguro componiendo (más que Paul que nunca le satisfacía lo que hacía), pero de ahí a considerarlo un maestro de las humanidades, palabra de sabio, pues como que no. No era un ignorante absoluto, pero tampoco más entendido que cualquiera que haya leído un par de libros y vea el telediario en su casa. Eso para mi no es ser un intelectual, por muy buenas canciones que hagas.
Lennon podía llegar a ser ácido, frío, intempestivo y sádico con las personas que quería. Pero también era capaz de doblegar a alguien nervioso con una sonrisa tranquila, y de mostrar apoyo y seguridad cuando todo el mundo parecía volverse loco. Lennon siempre atendió a los fans que fueron a pedirle un autógrafo, siempre quiso ser uno más, nunca deseó convertirse en el ídolo que el mundo hizo de los Beatles; aunque por supuesto, todas las cosas buenas que tuvo por cuenta de ellos (especialmente dinero y más dinero, y fama) le vinieran muy bien. Pero Lennon siempre dio la impresión de huir de la fama, que es algo distinto al reconocimiento. Siempre ha dado la impresión de estar como huyendo de sí mismo. Se cortó el pelo antes que los demás, cambió de imagen antes que los otros, regresó de la India el primero e insultó y abjuró violentamente de haber sido un Beatle, cosa que hizo con alguna de sus canciones, donde después de decir que no cree en nada, termina diciendo que solo cree en él. He´s John.
También a través de ellas puso a caldo a sus amigos, especialmente a Paul, al que insultó tan abiertamente que el mismo Ringo le pidió que parara con ese rollo. McCartney nunca fue así, era más egocéntrico que John, que ya es decir, pero mucho más competitivo y sibilino a la hora de actuar. También más comedido. John tardó varios años en subir a un escenario sin los Beatles, porque temía no estar a la altura de lo que esperaba de él. En el fondo siempre le estresó ser un Beatle, pues era más inseguro de lo que aparentaba, ¿y a quién no, si triunfas con veintitres años?
El éxito, tras convertir su vida en una locura, no logró reestablecer su corazón adolescente con la afectividad que necesitaba. John nunca fue un hombre feliz, y es lo peor que se puede decir de alguien que teóricamente tiene todo lo que los demás desean: dinero y fama. John Winston Lennon llevaba demasiadas heridas previas de su infancia para asumir la fama desmedida que la beatlemanía generó. A los 25 años era el cuarto de tío más importante del mundo, junto con Paul. George y Ringo, y a los 26 soltó aquello de que eran más famosos que Jesucristo. ¿Fueron realmente sus palabras, o recogía lo que sucedía en su entorno frenético? Decidieron dejar de tocar en directo, y eso realmente escoció a McCartney, porque Lennon estaba feliz de poder relajarse un poco. Los Beatles estaban siendo desplumados por la fama y la prisa, y tuvo razón en calmar su vida. Pero cuando la retomó con Yoko Ono tampoco mejoró, a pesar de cambiarse el nombre por el de John Ono Lennon. JOL, Menciona Harrison en su disco Made in England, haciendo un pequeño homenaje a su amigo de la infancia.
Yoko Ono fue una salida a la locura de los Beatles, pero la japonesa se convirtió más en una tabla de salvación que en una compañera estable. Cuando descubrió eso, cuando parecía haberse asentado y regresó con ella en una etapa más madura de su vida, en los días que nació Sean Lennon, fue asesinado. Esa es la tragedia de su vida, cuando más feliz y en paz estaba consigo mismo perdió todo. Lejos quedaban los imagines, y los give peace a chance y su feminismo oportuno de woman is de nigger of de world adquirido por obra y gracia de Yoko, que es por lo que los telediarios de La Sexta recuerdan a Lennon.
Lennon apoyó el movimiento pacifista contra el Vietnam de manera abierta y comprometida. Ya está. La canción de Imagine refleja el paraíso del nihilismo en el que él creía, nietzscheano y castrista a un tiempo, para mi es la más dulzona de sus canciones, que refleja poco lo que realmente era Lennon. No la llegó a odiar como odiaba It´s only love (Help), que le pareció una basura pija, pero estoy seguro de que si Lennon hoy viviera no estaría demasiado contento del significado que ha tenido. John aspiró más a ser un working class hero, héroe de clase obrera, un tipo que se parte la cara si hace falta, y no un soñador desencarnado, como achacaba al Yerterday de Paul Macca.
Luego vinieron los años más oscuros de su vida, los de sus borracheras interminables en el famoso fin de semana que se convirtió en varios meses después de poner los cuernos a Yoko en una fiesta, en su propio apartamento, con un montón de invitados y gritando borracho para que todos supieran que estaba folgándose a una fan en la habitación principal de la casa. Así era John, un ángel y un demonio que se puso el mundo por montera cuando pudo hacerlo y le aguantó el cuerpo. Era un pacifista cuando se llevaba el pacifismo, hoy sería otra cosa, un músico de élite, feliz con sus hijos y nietos, como es Bob Dylan, supongo.
Lennon tocó fondo muchas veces en su vida, y muchas otras se levantó para decirle a todo el mundo que ahí estaba él, haciendo buenas canciones. Nunca permitió que se fumaran porros cuando se trabajaba en los estudios. Era serio para la música; pero también John fue muchas veces fue un niñato caprichoso y autodestructivo hasta tomarse treinta cafés al día. Era una personalidad poco sana, genial para crear música, penoso para aguantarlo un fin de semana.
Magnífica semblanza que nos recuerda lo obvio que siempre olvidamos; que los iconos son iconos y las personas, seres humanos con su infinidad de oscuridades y luces. A mí también me gustan los Beatles aunque, por cierto impulso de ir a la contra, me gustan más los Zombies, los Kinks, Pink Floyd, etc. (aunque no sea una opinión muy lógica).
Un abrazo, Antonio, que pases con tu familia unas felices y luminosas navidades.
La verdad es que a mi también me gustan bastante kinks y Pink La buena música nunca muere. Felices Fiestas y disfruta de los tuyos.