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¿Qué y quiénes leen en España? Hábitos de lectura del 2020.

Todos los años llega el informe de la Federación de Gremios de Editores de España para contarnos los hábitos de lectura y de compra de libros de los españoles. ¿Qué han leído los españoles durante el 2020? ¿Quiénes han leído algo y en qué edades? Toda la información que desean saber libreros, pero también profesores, culturetas y amigos del saber está en esas páginas. Este año no he encontrado detalles sobre géneros literarios, supongo que lo sacarán más adelante. De momento, se lo voy contando.

¿CAMBIAN LOS HÁBITOS DURANTE LA PANDEMIA?

sí, hay que decir que sí han cambiado algunos hábitos.

¿CUÁNTOS LECTORES HAY EN ESPAÑA?

La encuentra se realiza contemplando que lean al menos un libro por trimestre en el 2020. Lo cual es algo irrisorio para muchos grandes lectores. Las respuestas las dividen según se trate de lecturas por ocio, o que se tenga que leer por motivos de trabajo, para estar actualizado en la profesión, etc.

La respuesta es que por ocio y tiempo libre ha leído durante el 2020 el 64%. Y por motivos de trabajo un 23,1%.

Si comparamos con los últimos años veremos que en el 2010 leía el 57%; en el 2017 el 59% y en el 2020 ha sido del 64%. En diez años se ha incrementado como un 12%. Pero es relativo el dato a libros de ocio y tiempo libre. En el caso de libros de estudio o trabajo la fluctuación no es significativa. En el 2010 era de un 21,5%, subió en el 2017 a un 28,1%, en el 2019 bajaba a un 27,5%, y en el 2020 cae a un 23,1%. Se ha leído menos por trabajo y más por ocio. Es evidente que la gente ha estado en casa aburrida, y ha optado por leer algún rato. Que tampoco parece que mucho, porque los datos de consumo de series no compiten en estas encuestas.

 ¿CON QUÉ FRECUENCIA SE LEE?

Lectores frecuentes, es decir, que leen todos o casi todos los días fueron un 34,7%. Ligero incremento, pero no mucho. Lectores frecuentes de una o dos veces por semana un 18%. En total nos da 52,7%. Eso son los verdaderos lectores. La mitad de la población y un poco más. el pico de más es lo que llama la encuesta «Lectores ocasionales», que son los que leen una vez al mes o al trimestre, que es bastante poco. El caso es que ese dato sube hasta un 11,3%.

Lamentablemente, el grupo de gente que no lee nunca nunca es un 36%. Lo cual nos indica, sin comparamos, que es igual el número de gente que no lee nunca nada que el que lee todos los días. Sobre un 35%. Si hay más lectores es porque hay gente que lee un par de días a la semana, y un poco más.

SE INCREMENTA EL NÚMERO DE LECTORES FRECUENTES DURANTE LA PANDEMIA.

Durante la pandemia se incrementó el número de lectores frecuentes hasta un 57%, pero después del verano descendió hasta el 53%. Subió como unos cinco puntos la lectura, para después descender. Se convirtió en una opción de ocio que fue elegida por la población española. Menos es nada.

¿QUIÉNES LEYERON MÁS DURANTE LA PANDEMIA?

Es otro dato de la pandemia. Durante el confinamiento incrementaron la lectura los menores de 34 años, especialmente subió el tramo de 25 a 34 años. Pero también subió en los niños y adolescentes. No se leyó más de lo que ya se hacía en tramos superiores de edad, quizás con incrementos muy ligeros. Los jóvenes adultos de 25 a 34 años, con problemas para leer por falta de tiempo, encontró la posibilidad de hacerlo mientras estuvieron encerrados en casa. Se percibe también el interés de los padres para que los hijos estuvieran entretenidos haciendo algo más que viendo la tele en casa. La lectura en esos tramos es potenciada por los padres.

LECTURA POR REGIONES.

La que más lee es Madrid (73,8%), seguido por País Vasco (66,9%) y Navarra (66,5%). Por encima de la media nacional le siguen Cataluña, La Rioja y Aragón. En el furgón de cola, la que menos lee es Extremadura (53,9%) con casi 20% menos de lectores que Madrid. Le siguen en menos lectores Canarias (58,9%) y Andalucía (59,9%). Los datos hasta la media nacional de menor lectura hasta la media encontramos a Castilla-La Mancha, Murcia, Galicia, Castilla-León, Cantabria, Baleares, C. Valenciana y Asturias.

El tópico de que se lee donde hace más fresco y llueve, tampoco es cierto ni se cumple del todo. Cantabria o Galicia están por debajo de la media y muy lejos de Madrid, que hace más calor. Se cumpliría en el caso de Extremadura y Canarias, lo mismo que en el País Vasco y Navarra, pero quizás el nivel de lecturas tenga más que ver con el medio rural y con la industrialización, amén de la edad y el nivel de estudios.

TRAMOS DE EDAD.

Leen mucho los niños y los jóvenes hasta los 24 años. Hasta un 73,8%. Luego cae brutalmente en el tramo siguiente, el comprendido entre 25 y 35 años, donde lee un 64,2%. Se va recuperando lentamente en los siguientes tramos hasta alcanzar el máximo de lectores entre 45 y 54 años, donde se alcanza un 68,1%; y luego viene la caída. El tramo hasta los 65 años cae hasta un 65,6% (todavía más que los de 30 años); y se hunde a partir de esas edad con un 49,2%. Estamos en el tramo que abarca desde los 65 en adelante, que es el que menos lee. Este estudio es algo injusto, pues no es lo mismo la lectura de alguien con 70 años que otro con 90. Que ni se ve, ni guarda memoria de lo que lee. En todo caso, cae a la mitad, lo cual tampoco está nada mal. La diferencia de los tramos de más lectores a los menos lectores es de un 25% aproximadamente.

POR ESTUDIOS.

La diferencia más notable de lectores se encuentra en los estudios realizados. Esta diferencia es mayor incluso que por tramos de edad o por sexos. Leen las personas con estudios, hasta un 85,7% de los que tienen estudios universitarios lo hace habitualmente. Con estudios secundarios lee un 61,4%, y leen bastante poco los que no tienen estudios, o son de primaria, con un 39,6%. La diferencia de los más a los menos lectores es de 45 puntos porcentuales según el nivel de estudios.

POR SEXOS.

Leen más libros las mujeres que los hombres en su conjunto, pero tampoco es una diferencia extraordinaria. El dato más llamativo es que la diferencia por tramos alcanza su máximo con un 20% en el tramo comprendido entre los 45 y los 55 años. En el resto está en torno a un 8 o un 10%. Esta diferencia desaparece cuando hablamos de tramos iniciales (niños) y los finales (ancianos), donde los datos están igualados. El estudio está hecho y referido en este caso a lectores ocasionales de al menos una vez por trimestre. Es decir, no se aplicaría en lectores habituales y frecuentes, donde las diferencias son aún menores

LIBRO EN PAPEL O EN FORMATO ELECTRÓNICO.

Leer en soporte digital sigue estancado desde hace dos o tres años. No sube del 30%, y se mantiene en esa media. Los que leen en formato digital eligen formato libro electrónico y ordenador en una proporción semejante, como un 12%. Sin embargo, bajan los de tableta a un 10% y los que dicen que leen en móvil que desciende hasta un 6%. El libro electrónico está estancado, y eso es algo que desde hace tiempo se veía. Es una práctica más propia de unos tramos de edad que de otros.

COMPRA DE LIBROS.

En general, se compran un 30% más libros ahora que hace diez años. Cada año va subiendo, y durante la pandemia tampoco ha sido una excepción. Se prefiere, para adquirir un libro, la librería de toda la vida. Hasta un 71%. Pero ojo. Porque el tramo comprendido entre los 25 y los 44 años sólo visita librerías en un 50%. Por internet se compra un 40% de libros aproximadamente, y en grandes almacenes y demás está por debajo del 20% en términos globales. En mercadillos y en Ferias del libro se compran hasta un 12% de los libros. A las editoriales directamente, apenas se compra el 1,5% de los libros. Esto indica que la librería sigue siendo el espacio preferente para comprar libros, seguido de internet, que va creciendo. En muchos casos, son las librerías de toda la vida las que venden también por internet a sus clientes. También llama la atención que las Ferias de libro siguen siendo un escaparate importante para vender y comprar libros.

¿SE PAGA POR LOS LIBROS ELECTRÓNICOS?

No demasiado. Aunque ha ido creciendo el volumen de ventas on line, el pirateo es grande. De los que leen en formato electrónico, confiesan que pagan por ello un 40%, pero afirman que se lo descargan gratis un 50%. Hay más gente en la red que piratea que gente que compra. También es llamativo el dato de que se comparten libros electrónicos con amigos y familiares a través de pinchos, puertos usb o libros electrónicos, hasta un 39,7%.

SE VISITAN BIBLIOTECAS.

En el 2020 ha caído el número de visitas las bibliotecas de manera drástica. Era una práctica habitual para un 32% de los lectores en el 2019. En cambio en el 2020 ha bajado a un 23,2%. Y aún parece que es mucho, dado que durante muchos meses no ha habido servicios de préstamo. Es interesante que la gente valora muy, pero que muy bien las bibliotecas que tiene y que usa en su barrio o ciudad. Los más contentos con ellas están en el País Vasco y en Castilla y León que le dan hasta un 8,3, casi sobresaliente, a sus bibliotecas, pero los datos son igualmente buenos en todas las regiones españolas.

¿HABRÁ LECTORES FUTUROS CON ESTOS LECTORES INFANTILES?

No está garantizado, y me explico. Los niños son los que más leen, y se potencia mucho la lectura en la infancia. La escuela es fundamental en esto, no hay duda. Los porcentajes de padres que leen con sus hijos menores de 9 años son muy altos, y se mantienen así hasta los 14 años, donde alcanza hasta un 80% de lectores frecuentes. Lo llamativo es que cae el porcentaje hasta el 50% en los adolescentes entre 15 y 18 años. A partir de los 18 años el incremento es de apenas dos o tres puntos, hasta alcanzar el 53%. Per no sube más.

Es decir, se potencia la lectura entre los niños, pero no se mantiene el hábito lector en edades siguientes. ¿Por qué? Como profesor me atrevo a decir que se pide a los libros algo más que letra y dibujos bonitos. El niño que lee con libros llenos de dibujitos pero que luego no da el salto a libros sin dibujos es alto. Hasta un 30%. Las lecturas en los institutos no parecen enganchar, y lo deberían hacer por disponer de más calidad, pues los adolescentes son más exigentes que los niños, que suelen obedecer a sus padres.

Las lecturas infantiles son, a menudo, vacías y pueriles, y no siempre enganchan a los lectores pequeños a seguir creciendo como lectores. Pero lo hacen porque les entretiene y hay que hacerlo. Pero cuando crecen, piden libros fáciles, que les entretengan y que les digan cosas y hablen de sus problemas con un lenguaje asequible a su nivel educativo, por desgracia muy bajo en España. Es un problema pedagógico no resuelto. Y no vale obligar. Los padres están atentos al niño que lee, pero no pueden con el adolescente que está todo el día mirando el móvil. Habrá que seguir fomentando la lectura para adolescentes, y no es fácil. Los libros que nos gustaban a nosotros, a ellos no les gustan. Y no siempre saben salir de su escasa altura de miras.