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Los nefastos y repetitivos planes de estudios.

Porque los sufro, hablo de ellos. Tengo hijos y doy clase. Pues bien, me encuentro en el tema dos de varios libros de texto de Lengua y Literatura la misma explicación y el mismo contenido. Estamos con los nombres o sustantivos, que sirven para designar, y que los hay concretos, abstractos, comunes, propios y demás. No digo que el tema no sea importante, pero no creo que haya que estudiar exactamente lo mismo y con las mismas palabras en 2º de primaria, en 5º de primaria, en 1º de secundaria y en 3º de secundaria versión plan de mejora de los resultados. Se repite la materia y los chicos están hartitos hasta el punto de aburrirse como ostras y continuar tan ignorantes como cuando lo estudiaron en 2º de primaria por primera vez. Normal. Aprender cosas nuevas es lo interesante, y no perder el tiempo mal repitiendo lo mismo un año tras otro.

Coincido cuando hablo con padres ilustrados en que es absurdo repetir un mismo tema todos los años durante quince días, pero como no tenemos dónde reclamar, y los sindicatos están a las tajadas, pues nadie nos hace caso. ¿A quién se le ocurrió explicar un poco del sistema métrico un año, al año siguiente dar lo mismo pero con un párrafo más, y al tercer año volver a lo mismo  con otro párrafo de nuevas? ¿No sería mejor dar el Sistema Métrico Decimal una sola vez y en profundidad y así disponer de más tiempo para explicar otras cosas importantes otro año? Pues no. Nuestros pedagogos demagogos favoritos se empeñan en que cada vez sepan menos y sean más felices; lo cual es un precipicio para la infelicidad.

El caso es que la ignorancia es supina y subiendo. No saben bien lo que llevan toqueteando desde hace años porque siempre repiten lo mismo y de manera superficial; y no saben cosas nuevas más complejas porque nunca lo han dado. La pescadilla que se muerde la cola. No es un tema de pedagogías nuevas y viejas, sino de aprender algo nuevo de cuando en cuando y en profundidad. Les invito a hacer una prueba: las tablas de multiplicar (nunca terminan de aprendérselas), los tiempos verbales, los acentos… Y eso que son las instrumentales y se suponen que sirven para la vida. Pues bien, ya informo. Nuestros niños son incapaces de hacer frente a la vida, y cada vez peor.

Reconozco que el tema no es nuevo. Hace años hojeé algunos libros de texto de Sociales de 1, 2 y 3 de la ESO y me quedé pasmado de los topicazos y eslóganes allí recogidos. En realidad no les enseñan historia, en realidad nos los adoctrinan para que sean superinclusivos, hembristas y activistas solidarios. Por ejemplo, cuando estudian la Edad Media recurren a las monserguillas que los medievalistas están hartos de combatir -evidentemente con poco éxito- , te dibujan un castillo con los nombres de las almenas, te ubican la pirámide social del marxismo y la lucha de clases -para que nadie se olvide que somos de izquierdas y por tanto estamos en contra de la desigualdad- y dedica una página entera a contar el machismo de la época a propósito de la inquisición y la quema de brujas. Eso es todo. Imagino que los alumnos más brillantes preguntarán de dónde viene eso del cristianismo, porque suele ser un asunto, el religioso, tabú y olvidado en los planes de estudios. Da igual, que te lo expliquen en casa o te lo dé el de religión.

Los padres que van a colegios bilíngües lo tienen peor. Además de no saber casi nada en el idioma pretendido, se tienen que esforzar para que el nene aprenda las palabras en el idioma autóctono. My God, my God… Al final logran algo maravilloso, y es que sepa inglés a medias y nada de lo demás, pues gracias a Dios, el castellano lo aprenden en casa desde que son bebés. Trabajo doble para los padres. Sería mejor que fuera a clases normales y por la tarde acudieran a una academia irlandesa con nativos de verdad a jugar a baloncesto. Pero eso obligaría a los listillos pensadores de las consejerías de educación a volver a sus trabajos ordinarios.

Debería ofrecer una solución, pero sinceramente, no la tengo. Los pedagogos y los demagogos son los mismos y pululan como tecnocracia que son, por todos los partidos políticos del espectro que conozco. La lucha que planteó Habermas para emancipar al hombre de la verdad técnica es hoy una utopía innombrable, entre otras cosas porque no se estudia a Habermas en secundaria, y casi ni en la Universidad, y las siguientes generaciones son cada vez más estúpidas en saber algo relevante, y soberbios en los múltiples detalles de la sociedad de la información.

Los padres que educan ahora a sus hijos son más ignorantes que los padres de más edad, y más tarados imagino que los que educaron hace unos años. Ya ni siquiera discuten sobre el método pedagógico. Directamente te cuentan que son grandes adalides de los juegos en red, que así se conocieron ellos y que si son la tercera pareja que tienen con hijos repartidos por varios barrios de la ciudad es porque se querían y muscho. Por eso su hijo juega a la play cuatro horas todas las tardes.

Con este percal, no es extraño que sus opiniones sobre Franco, la guerra civil o el papel de la mujer en la posguerra sean iguales que las de la menistra. Son un calco de de lo que ven y oyen en televisión, en las redes sociales y en las maquinarias de pensamiento correcto de los gobiernos democráticos que desean y luchan por un mundo mejor.

Me planto, que no quiero ser agorero. Desde aquí y ahora ofrezco una luz de esperanza: hay padres que no son así y que están tan preocupados como yo. Me temo que serán los que paguen las pensiones al resto de los ninis con los que comparten hoy pupitre en las aulas. Ni que decir de mi jubilación, que seguramente me llegue a los 80 años.