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¿Por qué nos tratan como niños? La infantilización de la sociedad.

Es así. Cada vez nos tratan más como si fuéramos adolescentes descerebrados, como si no tuviéramos nada en la sesera, y eso es algo que a mi me cabrea. Que los poderes públicos traten a sus ciudadanos como gilipollas es algo que no termino de entender, que viene como asumido por decreto, cuando ellos mismos son los que alientan la estupidez social y el infantilismo en todas las capas de la sociedad. ¿Tanto hemos retrocedido desde Kant? Yo creo que sí, o si no juzguen por ustedes mismos.

Ya lo dijo Kant, la Autonomía moral es aquella conducta ética en la que ante el dilema ético la persona adulta razona y decide el comportamiento que desea hacer. Asume desde su posición moral, valores, y opciones maduras sin esconderse, sin zafarse. Es la persona íntegra que se comporta moralmente desde los valores en los que cree y ha asimilado. Es el hombre libre que no esconde su comportamiento porque lo ha pensado y decidido así, y su obrar es coherente. Esto ya lo contó Kant. Lo contrario sería la heteronomía moral. La heteronomía es la conducta ética no razonada, y simplemente guiada por el instinto o por alguien externo. Se comporta uno según vayan a ser las sanciones, el reproche social, o la bronca de papi. Evidentemente es el comportamiento de las personas inmaduras, de los adolescentes (hasta que crezcan) y del que actúa sin pensar guiándose de la circunstancia del hecho, la del que dirán y que no me pillen; es buena para los niños porque les orienta mientras son niños y no saben distinguir el bien del mal, pero es ridícula en una persona hecha y derecha. La heteronomía nos devuelve a una especie de patio de colegio donde tenemos miedo de lo que nos diga el profe (el poli o la vecina). Pues eso.

Me llega el otro día la «Guía práctica del aficionado», una especie de Manual de bienvenida 2016/2017 que ha editado la Liga de Futbol Profesional, porque como voy al fútbol, pues eso. Me regala una piba mona (la contratada de repartir supongo) un folleto que no tiene desperdicio, en cuanto a maltrato humano, claro, porque en cuento empiezo a leer me siento como si fuera un chiquillo haciendo trastadas. Me lo explican todo como si fuera un tontorrón, como que tuviera que purgar el pecado de ir al campo de fútbol y entonces me proponen una especie de examen de conciencia, por si tuviera mi conciencia sucia. ¿Serán gilipollas?

Moralina en estado puro en forma de preguntas y se las copio porque son ridículas sin vaselina ni nada: «¿Crees que lo que dices o haces en un estadio es buena influencia para los niños? ¿Te comportas en tu salón como en un campo de fútbol? ¿Has hecho comentarios ofensivos hacia un jugador por su raza o color de piel? ¿Has insultado al árbitro durante un partido?«

¿Serán cretinos? Por supuesto que no, he sido asertivo y le he dicho que tiene que estudiar más el reglamento, graduarse la vista y regresar al lupanar de su casa antes de seguir errando en sus extrañas decisiones. Faltaría más que ahora fuéramos al campo sin educación. No te giba.

En lugar de esas preguntas tan ridículas propias de un confesionario deberían hacer otras más profundas: ¿Aporta algo el fútbol a su aburrida vida? ¿Se merecen sus hijos un padre como usted? ¿Hay algo en su vida por lo que valga la pena vivir? ¿Cree que si hubiera nacido en África sería distinta su visión del mundo? ¿En qué? ¿Cree que deberían sustituirse las decisiones arbitrales injustas por otras tomadas por el público adulto que asiste al campo?

Ven la diferencia. Yo uso el usted, los de la LFP nos tutean porque se creen que somos unos mierdecillas sin categoría. Son preguntas profundas para adultos que piensan, no como lo otro, que es para quinceañeros que se pajean.

Esto no es algo exclusivo del fútbol. Los de la LFP simplemente siguen la estrategia universal de anular al hombre contemporáneo en su racionalidad, porque cuanto más niño y adolescente con rabietas, mejor nos van a engañar y manipular. ¿Cómo explicarlo? En lugar de amenazar con la multa de tráfico a los adultos, podrían alentar a la responsabilidad y a la solidaridad contraria al egoísmo consumista en el que nos sepultan. Pero no, ellos mismos nos ponen el radar y nos venden el antirradar para luego prohibirlo y sustituirlo por algo que solo avise. Niño no seas malo. ¿No es mejor educar en la infancia para que cuando seamos adultos no necesitemos que nos traten como niños? ¿Por qué tienen que poner multas a los adultos que saben lo que hacen? Nos han quitado una ética basada en la razón, el respeto y los valores que alentaba el cristianismo, y después de arrojar a la gente a un mundo donde no hay Dios ni sentido, tienen que recomponer el chiringuito con consejos para imbéciles mentales. Y quieren hasta que nos confesemos, como si la moral que ellos propugnan (que cada uno haga lo que le apetezca) nos llevara a la perfección. Para ellos la perfección es el ordenador, que hace lo que le dicen; o un perro, que mueve la colita cuando le tiran un hueso. No hacen creer que hacemos lo que nos gusta, pero han educado el gusto de la sociedad desde hace años para que ladremos cuando ellos quieren.

Si nos tratan como críos, es porque nuestra sociedad se ha infantilizado. Nos han infantilizado. Ahora uno es adolescente desde los 10 años hasta los 70. Nos venden y nos cuentan que tenemos que ser jóvenes y dinámicos hasta que (palabra tabú) nos muramos, y que disfrutemos mucho de la vida, que la quememos guay y bien, consumiendo mucho, chingando con cremitas y haciendo cantidad de capulladas para que no se note que somos adultos. Y nos dan consejitos: no comas grasas, no fumes, no grites al árbitro, no vayas a más de cincuenta, usa gomita en tus relaciones promiscuas y habla sin cabrearte. Depílate en verano, duerme ocho horas, recicla tu basura gratis, ojo con los tatuajes, no comas carnes rojas, come hamburguesas cuando te apetezca, acude a algunas exposición de arte contemporáneo con tus hijos, y no te dejes llevar por la tristeza del otoño, y al menor síntoma, acude al médico por depresión.

¿Depresión? ¿Y para qué cojones ponéis fútbol en la tele a todas horas? Pues eso.