PEDERASTIA, IGLESIA Y POLÍTICA.

Los casos de pederastia dentro de la Iglesia representan, dentro de la sociedad española, algo así como un 0,5% del total, un porcentaje que no es muy distinto al que se da en otros lugares como Francia, Estados Unidos o Alemania.

Si lo comparamos con el 99,5% de pederastas que son “ajenos a la Iglesia”, concluiremos, que NO es un problema exclusivo de la iglesia, incluso diremos que es irrelevante y anecdótico que haya casos de pederastia dentro de la comunidad católica.

Es más, si analizamos los casos de pederastia en la Iglesia, observaremos que la inmensa mayoría de los supuestos se produjeron hace bastantes años, entre cuarenta y cincuenta años atrás. A veces más. Por eso, si elaboráramos estadísticas de los últimos diez o veinte años, nos encontraríamos con que el porcentaje de casos ha caído en picado.

Aunque éste sea un tema que le interesa mucho a la Iglesia, la casuística es ridícula, salvo para despertar el morbo de la plebe, que siempre es atizada por los puritanos anticlericales de turno. Este es un problema de víctimas y de abusadores, donde los niños ya son adultos, y los criminales o han muerto o están con alzheimer en las residencias. Es un asunto del pasado, al menos para la iglesia, pero no es un asunto superado ni resuelto para la sociedad, y tampoco para algunas víctimas que lo sufrieron.

¿Qué más dicen las estadísticas? No he encontrado muchos datos, pero los psiquiatras infantiles hablan de un 80% a un 90% de los casos de pederastia como circunscritos al ámbito familiar. Es decir, la mayoría de los pederastas actúan en casa. El caso más frecuente es el del pariente cercano a los niños; el familiar, que aprovechando la confianza familiar, abusan de las criaturas, incluso de sus propios hijos.

El resto de los casos se mueve en el ámbito escolar y deportivo, lo que representaría un porcentaje que rondaría entre un 10 y un 20% del total.

La criminología, en sus estudios de psiquiatría forense, suele afirmar que casi siempre, el que abusa, lo hace aprovechando su superioridad y su jerarquía con respecto al menor. Es decir, estamos ante la figura jurídica clásica denominada “estupro con prevalimiento”, cuyos nombres y tipos penales van cambiando, pero que son viejos como la tos. El adulto tiene autoridad respecto del niño y se aprovecha de tal autoridad para abusar sexualmente del menor, a veces con engaño. Es el profe desviado, o el monitor de tiempo libre que se pasa tres pueblos, antes era el cura sobón.

La razón por la que la pederastia se ha deslizado, con el tiempo, de los ámbitos eclesiales a los educativos y deportivos está en la pérdida de autoridad del clero, y en el reconocimiento que han ganado otras figuras sociales educativas como el entrenador, el monitor o el profesor. También hay que tener en cuenta, que la mayoría de los supuestos de la Iglesia, se dieron precisamente en el ámbito educativo, donde el abusador, sacerdote o fraile, era también educador de los menores y estaba en contacto permanente con ellos: seminarios, internados y colegios.

Lo cierto es, que hablemos mucho o poco, el porcentaje mayoritario de casos se sigue dando en el ámbito familiar. Y ahora viene lo bueno. ¿Qué hace la familia cuando descubre un caso entre los suyos? ¿Denuncia alguien a su padre o a su hermano? ¿Denuncia a un amigo de la familia de toda la vida?

Cada uno resuelve los temas como quiere, pero no creo que la denuncia sea la tónica social ni cultural; de hecho, dicen los estudiosos del tema que la inmensa mayoría de los casos suelen taparse para evitar el escándalo. Es decir, estamos ante un delito vergonzoso que no siempre sale a la luz, también por pudor de las víctimas que no quieren que se sepa lo que les sucedió de niño. Nadie quiere ser marcado.

Ese ha sido, y es, el gran problema de la pederastia para la iglesia y para la sociedad.

El error en muchas diócesis del mundo fue que el obispo, enterado de algún caso, lo ocultó para evitar el escándalo. Traslada al cura, le pega la bronca y cree haber resuelto el problema. No niego que no intentara hacerlo bien, pero con su actitud se convirtió en cómplice de un delito. Y en un delito hay víctimas que esperan algo más que una palmadita en el hombro.

La pederastia lleva preocupando a los católicos desde hace tiempo, pues no dejamos de pertenecer, al cuerpo de Cristo. Las denuncias pusieron en alerta a toda la comunidad católica. ¿Qué está sucediendo aquí? ¿Por qué se está ocultando esto? Eran denuncias de víctimas que habían sufrido y que buscaban ser escuchadas por una sociedad, y por una comunidad cristiana, que estuvo sorda durante mucho tiempo.

Pero el tema es ahora otro para nuestra casta política.

Los curas son, para los anticlericales parlamentario, pederastas natos. Creen que la causa de la pederastia está en la represión provocada por la vida en castidad y celibato. Olvidan que el 90% de los casos de pederastia se producen en el ámbito familiar. También ignoran que la pederastia contemporánea es uno de los frutos más amargos de la liberación sexual de los años 60 y 70.

Dicho a las claras. Somos hijos de nuestro tiempo, y la liberación sexual lo que ha potenciado es precisamente aquellos males que pretendía combatir: prostitución, pornografía y pederastia. Decían que cuando hubiera más libertad sexual desaparecería la prostitución, la pornografía y la pederastia; y lo único que han conseguido ha sido que aumente. Hay menos autocontrol y más gente adicta al sexo, pero eso no lo reconocerán pues supone poner en entredicho la liberación de la mujer. Al contrario, es mejor afirmar que son residuos de una sociedad heteropatriarcal y que nos den subvenciones. Felicidades por hacer un mundo peor.

Como son campeones de la pureza moral, en breve nos montarán un paripé para demostrar lo mala que es la Iglesia —llena de machorros reprimidos y heterosexuales varones — y lo buenos que son “elles”, almas puras que se escandalizan de la paja en el ojo ajeno y olvidan los casos propios de pederastia, que una vez más, les avergüenza, y por eso no los han incluido en la comisión de investigación. ¿Se repite la historia? Espero que no.

2 comentarios en “PEDERASTIA, IGLESIA Y POLÍTICA.

  1. pepemonchilico

    Estoy de acuerdo que hay casos de pederastia dentro y fuera de la iglesia pero eso no exime a nadie de la culpa y no deja de ser un delita haga quien lo haga ________________________________

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