TRAS EL CIELO DE URANO. Viajar por el espacio exterior.

Este pinturajo que hice hace unos meses quiere reflejar medianamente a los distintos icosaedros, las naves espaciales del grupo de colonos que sobrevolaron el cielo del planeta Urano antes de emprender vuelo hacia el espacio exterior. Historia que se cuenta en el libro que presentaré en sociedad el próximo jueves 28 noviembre en la Casa Revilla de Valladolid a las 19h30 y que lleva por título TRAS EL CIELO DE URANO. Ni que decir que estáis todos invitados y que la entrada es libre.

Ayer mismo, con la intención de preparar el evento, quedé con Carlos Malillos, escritor cuyo éxito y buen hacer en las letras me deparó una buena tarde, llena de sonrisas y cariño. Por supuesto no faltó el humor, ni la tranquilidad de alguien que convierte lo que toca en sensatez.

Me trajo a la mente varias reflexiones que luego me llevé a casa. Reflexiones sobre escritores y editoriales, donde nunca faltan referencias a qué sucede en el periodismo local, cual es la realidad solitaria de los que escribimos, o cómo los momentos de encuentro con los lectores son más gratificantes que las discusiones con los editores. Escribir es un drama, pero es importante no olvidar que es también un placer solitario que se termina compartiendo.

Escribir TRAS EL CIELO DE URANO llevó consigo una serie de reflexiones sobre viajar al espacio exterior que no son nuevas para los científicos. Nuestra especie está muy bien adaptada a la Tierra, donde se dan unas condiciones que son difícilmente repetibles en cualquier otro lugar del universo. Es casi imposible que encontremos un planeta idéntico al nuestro, y es bastante problemático salir al espacio exterior en calzoncillos y bufanda.

Abandonar la órbita de la Tierra nos obligará a ajustarnos y a adaptarnos al hostil espacio exterior, que nos agrede con dos asuntos especialmente graves: la ausencia de gravedad que daña nuestra salud multifuncionalmente y la radiación solar y espacial que nos bombardea cuando no estamos protegidos por la magnetosfera de la Tierra, y que daña nuestro código genético y nuestras células.

Tenemos dos soluciones para esa adaptación:

La primera solución es sacrificar nuestro organismo y modificar nuestra genética para poder sobrevivir en otras condiciones. En resumen, dejar de ser seres humanos para convertirnos en otra especie que no quede afectada por la ausencia de gravedad ni por la radiación. Seguramente la solución a tales problemas nos llevará mucho tiempo encontrarla. Sabemos que algunas bacterias pueden sobrevivir fuera de la Tierra, y que hay especies que no necesitan la gravedad para vivir. Así que tenemos un largo camino para aprender y aceptar que esta vía es una posibilidad.

La segunda solución es adaptar nuestro entorno permanentemente para vivir. Crear mundos, naves y espacios físicos con gravedad artificial que reproduzca lo que tenemos en la Tierra es la otra vía. Deberemos crear mecanismos y sistemas de protección para que la radiación no penetre en nuestros organismos ni en lo que nos rodea. Generar gravedad artificial para movernos y igual que por Valladolid y un cordón magnético que nos proteja.

Necesitamos, en definitiva, llevarnos todo de nuestro mundo y viajar a otros lugares con un amplio equipaje. De alguna manera, es la manera ordinaria que tenemos cuando salimos de casa cuando para aventurarnos por el monte. Es como lo hicieron en los siglos pasados por continentes y mares desconocidos. Llevábamos la pata de jamón metida en la bodega del barco. Ahora sucederá lo mismo, llevaremos la granja de cerdos en la nave espacial para poder comer de cuando en cuando un lomo embuchado de los que nos gusta. Todo curado a la sombra de la radiación cósmica y de los anillos de Saturno.

No me quiero salir del tema, pero casi todas las soluciones que está proponiendo la NASA sobre el espacio y su aventura proceden del segundo bloque. Adaptarnos y adaptarnos. ¿Estamos recorriendo un camino equivocado e imposible por excesivo? El tema es más filosófico que científico y la solución me temo que vendrá del precio más asequible. Si es más barato modificar nuestra genética, pues así será. Si es más fácil reproducir la Tierra a nuestro alrededor, pues así lo haremos.

1 comentario en “TRAS EL CIELO DE URANO. Viajar por el espacio exterior.

  1. Ana de Lacalle

    Me parece que los vientos que soplan indican que apostaremos por la transformación genética y la implantación tecnológica en esa fase casi transhumana en que nos hallamos hacia un posthumanismo que es la muestra más diáfana de si puedo quiero, y que no sabemos a dónde nos llevará…posiblemente a dejar de ser humanos, al menos una pequeña élite que esclavizaran a los rezagados porbres económicamente que tendrán que conformarse con esta naturaleza biológica que tanto nos importuna…un desafío y un relato de terro, casi,…

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