Por favor, ¡ponga deberes a mis hijos!

educación

La CEAPA, que es una asociación de cuatro amigos que dicen ser padres de alumnos en los centros públicos (donde si no), han declarado la guerra contra los deberes durante el mes de noviembre. Se nota que esperan buenas notas en diciembre, primer trimestre y evaluación; por eso, sedientos de ganas de disfrutar de sus hijos, se han lanzado a tontear con la educación de sus vástagos, y les han prohibido que estudien, que aprendan y que hagan deberes en casa durante noviembre. ¿Para qué está el cole? Y tienen razón, está para estudiar, aprender y superarse. ¿O estaba?

Dicen que son miles de asociaciones, la CEAPA, pero en realidad subsisten sin apenas representación en ningún colegio. Yo, tras casi 20 años dando clase solo he conocido a una señora que era de la CEAPA. En realidad era de CCOO camuflada, agente de género y estaba allí para decirnos lo que había que hacer. La señora tenía un hijo por algún curso, y se llevó un berrinche cuando tuvo que dejar de mangonear en el Consejo Escolar porque su hijito ya había crecido. Gracias a Dios se largó. En los demás siete centros donde he dado clase, nadie era de la CEAPA. Había padres más o menos normales que hacían un servicio estando en un Consejo Escolar que no terminaban de entender para qué servía, pero que con generosidad contribuían con lo que podían. Normal. Yo siempre he pensado que los padres tienen cosas mejor que hacer que meter sus narices en los colegios. Educamos a la vez, ellos en casa y nosotros unas pocas horas en el colegio (por las mañanas), hablamos con ellos de cada chico en concreto, porque cada persona es distinta, pero de ahí a que se metan en clase a contarnos lo que hay que hacer hay un abismo.

Los profesores intentamos doblegar los espíritus indómitos de sus hijos, y la mayoría lo agradece; pero siempre hay peña chunga con el tema de la educación, y se tienen que hacer notar montando la fiesta de la escuela laica (no respetan las creencias de los demás), y en este caso la fiesta de los «sindeberes», que lo hacen para putear a los hijos de los que tienen carrera. Estos últimos son los que traen siempre los deberes hechos y razonan en una tarde más que los de la CEAPA en doscientos años. ¿Por qué se han metido en este berenjenal? Para mi que se aburren con Rajoy, porque como les ha quitado la reválida pues ya no saben contra qué protestar.

En el fondo, esta gente de la CEAPA hasta el gorro de sus hijos, y como no pueden con ellos, pues han decidido que para mejorar la calidad de la enseñanza hay que evitar hacer deberes a toda costa. Reclaman que quieren pasar más tiempo con sus hijos, y en lugar de quitarse del aerobic, de la champión y del sálvame, para jugar a la play con sus cabroncetes, dicen que quieren menos deberes y más fiestuqui. En realidad los deberes los hacen con sus hijos (es una forma exigente de pasar tiempo con ellos), pero claro, hacer deberes es un engorro, en cambio capullear con el angelito como si fuéramos adolescentes reproducidos sedientos de ocio y findes guays, pues como que debe dar más gustillo.

A nadie se le escapa que el mundo de la educación se ha convertido en un inmenso contenedor de despropósitos, por cierto, casi desde que la CEAPA existe. Los profesores tratan de hacer lo que pueden ante alumnos que cada vez saben menos y exigen más derechos. Los planes de estudios son tan deficientes como los que los hicieron, y es fácil que dar clase se convierta muchos días en hacer el capullo delante de los alumnos. Hay que contarles muchas necedades políticamente correctas (la que nos mandan), darles clase en un idioma desconocido (los bilingües), y simular que hacemos mucho cuando en realidad más de un día perdemos el tiempo mandando callar a cuatro sinvergüenzas que se pasan la autoridad, el orden y la disciplina por el forro. Dar clase en muchas aulas es un tormento, por eso, para intentar que aprendan algo más, o que se pueda reforzar la materia que a duras penas se da en clase, se inventaron los deberes.

Los alumnos de un aula son muy distintos, esa es la realidad, y los padres también. Hay padres que te piden más deberes para reforzar a sus hijos, porque verdaderamente están preocupados por su rendimiento. Los alumnos que hacen los deberes sin despeinarse y en cinco minutos son los menos, pero también los hay (cada vez son menos). Es verdad que esos alumnos no necesitan deberes, porque suelen ir muy bien, pero los hacen porque es su deber. Los hacen bien y rápido. La mayoría de los alumnos , tanto ordinarios como los etiquetados (piles, acnés, tdh y tda,… ) como empastillados por los psiquiatras (no es broma), necesitan reforzar con ejercicios los conocimientos, es una buena forma de asentar lo que se aprende en clase, de repasar. Además, les sirve para ordenar el tiempo de la tarde con el hábito de hacer «algo», lo que será imprescindible para cuando tengan que estudiar exámenes. Lo lógico es que en una hora por la tarde o menos se hagan los deberes (en cualquier nivel otra cosa es estudiar). Hay chicos que tardan mucho en hacer las cosas, y necesitan más tiempo, porque se distraen; y otros que se distraen con una mosca. Precisamente a esos alumnos los deberes les vienen muy bien, porque en clase también se distraen con una mosca, un compañero o haciendo y diciendo bobadas. Si no asentamos los conocimientos no aprenderán las cosas, porque la ciencia infusa, hasta donde yo sé, es negada por la CEAPA. Aunque me dejo sorprender.

Es verdad que el mundo ha cambiado. Cuando los muchachos tenían jornadas partidas, los deberes eran menos, pero ahora, que hay menos horas de clase y muchas de tarde libres, los deberes son una manera de consolidar lo aprendido y hacer algo en casa.  Salvo que haya miles de actividades que hacer, que esa es otra. Creo yo que siempre será mejor un ratito de deberes (lectura, un problema, unos ejercicios… ) que ver la tele o jugar a la play toda la tarde. En los pueblos los chicos se van con la bici por ahí, o a la peña a no hacer nada más que perder el tiempo miserablemente; en cambio en la ciudad se sobrecargan con actividades extraescolares muy del gusto de los padres que presumen de hijos aunque sean unos tarados: kárate, danza china, piscina, baloncesto, inglés, cuenta cuentos o conservatorio, da igual. Muchos padres han jodido a sus hijos con cientos de actividades diarias, los estresan y los idiotizan, por eso cuando llegan a clase rinden menos y están más cansados. Otros están poseídos por los móviles, y otros cuando llegan a los once años se rinden ante la fiesta del alcohol. Ser padre no es fácil, pero si queremos lo mejor para los hijos, el primer deber será educarlos con lo mejor, no con lo más cómodo. Que mi hijo haga deberes en casa es menos cómodo y gratificante que irme con él al fútbol, pero hay tiempo para todo, y educarlos en la incomodidad (también a los padres) nos hace una sociedad más libre y adulta.

El otro día fue noticia, una chica de doce años falleció de un coma etílico por beberse una botella con unos amigos. ¿Qué de quién es la culpa? De los padres, por supuesto, que ni educan, ni se preocupan más que en darles todo lo que les apetece. Si esa chica hubiera estado en casa haciendo deberes en lugar de emborrachándose saltándose la ley, ahora estaría viva. ¿Demagogia? Sí, claro. Es lo único que nos queda ante la estupidez. Y la CEAPA, claro, enfangando la escuela pública de este país.

Estoy esperando que hagan una huelga contra el botellón de los sábados. Eso sí me reconciliaría con ellos.

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