Portugal rescata a España de la basura holandesa.

En la Unión Europea existe un principio no escrito que consiste en que cualquier baboso político de un país adinerado puede insultar a España, y a otros países acomplejados, sin que suceda nada.

El otro día, un imbécil llamado Wopke Hoekstra, Ministro de Finanzas de Holanda, dijo que habría que investigar a España por no tener dinero para frenar el coronavirus. Ante esa afirmación tan gratuita e insultante, intervino Antonio Costa, Primer Ministro de una gran nación como es Portugal, que contraatacó diciendo que tales declaraciones eran repugnantes; y Francia, que es el que chulea a los países del sur por falta de tono pugilístico en los mediterráneos, salió en defensa de Costa, que se ha convertido así en el adalid y defensor de los nuestros, de los países del sur Europeo. En frente están los capullos arrogantes de los países adinerados de la Unión Europea, que suelen ser los mierdillas acomplejados de Holanda, Bélgica, Dinamarca y alguno que otro cuyo nombre no recuerdo.

Vamos a hablar de esta gente.

Holanda siempre ha sido una nación de segunda, incluso de tercera. Y lo saben. Nunca lograron ser un gran imperio, y lo más que llegaron fue a construir una Compañía Comercial Naviera que surcó los mares del planeta comerciando, robando y presumiendo de ser un gran país. Pero nunca lo fueron. A diferencia de Portugal que sí que fue y que sigue siendo una gran nación, los holandeses son más bien unos tenderos acomplejados, y eso lo comprobamos en la final del Mundial de fútbol en Sudáfrica, cuando en lugar de ganar por las buenas, se dedicaron a darnos patadas, para al final sucumbir a la superioridad española. Al ladrón y al caballero se le conoce en el juego, dice el refrán.

La aportación de los Países Bajos a la cultura europea y occidental ha sido más bien pequeña, por no decir exigua. La excepción estuvo en el arte durante los siglos en los que Flandes pertenecía a España. Imagino que fue porque entonces andaban compartiendo con nosotros las fuentes de la genialidad barroca. Por eso, en el momento que se separaron de nosotros se agotaron culturalmente. Luego queda gente suelta, pero no hay en su país ni una gran pinacoteca, ni grandes museos, ni monumentos extraordinarios. La única excepción: Van Gogh, al que dejaron morir de hambre. Con eso está dicho todo.

Los holandeses poco han tenido y poco han hecho en su historia salvo mentir, hacer dinero, cultivar tulipanes y robar, aunque fuera metros al mar. Su presencia colonial también fue patética y ridícula. Apenas consiguieron invadir cuatro pequeños enclaves, entre los que yo destacaría Sudáfrica, el último país en quitarse de encima la mentalidad racista de sus dirigentes. ¿Qué podemos decir de esta gente? ¿Podemos montar una Unión Europea con ellos?

Holanda no se merece los dirigentes que ha tenido en su historia. Desde el mentiroso y belicoso Guillermo de Orange hasta el señor Wopke Hoekstra.

Belgica es parecido en muchas cosas a sus vecinos del norte. Me contaban de una familia con un hijo con síndrome de Down que vivieron en Bruselas, la capital de Europa, que eran despreciados y mal vistos por mucha gente de allí. No estaban acostumbrados a ver discapacitados. Como que debían esconder al muchacho, no podía entrar en tiendas, restaurantes, etc. Muchos no decían nada, pero mostraban su desagrado, lo que hace de la situación aún más incómoda. Se tuvieron que venir a España a vivir, donde somos más acogedores con los débiles. Una película como «campeones» es impensable en Bélgica u Holanda.

La pregunta surge. ¿Creemos en el mismo modelo para Europa cuando culturalmente somos tan diferentes? Sin duda son demasiado racistas para nosotros, demasiado fríos y deshumanizados. Compiten para ser la cola del león Alemán, cuando nosotros buscamos un proyecto distinto que olvide viejos odios, que no mire constantemente tu dinero y el mío, que sea más fraternal y solidario en sus valores. Europa debe ser una fraternidad de países y de culturas o no será nada. Europa sólo volverá a ser relevante en la historia si consolida su unidad cultural, artística, política, financiera y económica.

Sin embargo, estos países mediocres y secundones son los que consideran a Europa como un club económico de gente rica donde ellos viven bien al regazo de Alemania y Francia. Donde el egoísmo más desconsiderado con los países del sur bordea el insulto abierto. No quieren planes para las fronteras del sur, no quieren problemas con los refugiados, no quieren un plan común contra el coronavirus, no quieren eurobonos, no quieren rescatar a nadie, no quieren ni siquiera a su gente mayor cuando enferma y les cuesta dinero. Se quieren a sí mismos, y así no hay forma de superar la mentalidad tribal que los caracteriza.

La altura de miras de Francia no la tienen, ni la generosidad de Alemania. Tampoco tienen la fuerza de Portugal para levantarse en la historia, ni la mirada limpia de nuestros vecinos y de nosotros mismos cuando recorrimos los mares del planeta. No saben que nosotros creamos el derecho de gentes desde la teoría a la práctica, y que abanderamos la primera noción de globalización que hubo en Europa.

Por eso, mi propuesta es que estos corralitos sean absorbidos de inmediato por los países más grandes. Que se conviertan en provincias de Alemania y de Francia y que dejen de molestar.

En el caso de Portugal sería deseable una unidad peninsular con España, como ya hablaron muchos en el pasado. A mi me gustaría mucho.

Además, podría votar a mi tocayo Antonio Costa como presidente de todos los íberos y cantar fados a la luz de la luna en su honor. Muito obrigado, presidente.

4 comentarios en “Portugal rescata a España de la basura holandesa.

  1. Manuel Blas Varea

    Suscribo al 100% todas tus afirmaciones sobre esta gentuza , secundones en todo y que se creen el ombligo de Europa, no deseo mal de nadie pero no les vendría mal ,que les pasara algo parecido a lo que nos esta pasando a nosotros.

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  2. mirymai

    Un placer volver a aprender de usted profesor. Gracias por seguir enseñándonos.
    Es una alegría saber que sigue igual después de 13 años, cuando en clase de filosofía nos enseño que cada uno tiene su forma de pensar, de avanzar y de crecer.
    Estoy desean leer el siguiente post.

    Responder

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